Esta ciudad de la cornisa cantábrica miró durante muchos siglos al mar porque los caminos que conectaban con el interior de la Península discurrían entre estribaciones y puertos de montaña casi impracticables. El puerto fue, en consecuencia, la principal vía de entrada de pescadores, comerciantes y todas las influencias. En 1753 se abrió el Camino de Reinosa hacia Castilla. Esta vía de comunicación hizo posible un importante comercio de lana y harina, e incluso la exportación de los excedentes a América. El comercio entre Castilla y América supuso una profunda transformación de la ciudad y un notable auge económico. A finales del siglo XIX, con la recomendación terapéutica de los llamados “baños de ola”, se sembró la semilla de lo que después ha venido a ser el turismo. A principios del siglo XX, la realeza fijó su residencia de verano en el palacio de La Magdalena y la ciudad se consolidó como destino turístico.
En los últimos tiempos, iniciativas como la Universidad de Verano de la UIMP y el Anillo Cultural de la ciudad atraen a un gran número de visitantes cada año.
¿Te gustaría saber cuáles son las atracciones que puedes ver mientras estás de viaje? Sal de tu casa de vacaciones y descubre lo que Santander puede ofrecerte. Estas son algunas de las atracciones más conocidas que puedes visitar, todas ellas en un radio de 50 km del centro de la ciudad:
Si para las actividades que tienes pensado hacer conviene que haga buen tiempo, te indicamos los meses más cálidos: agosto, julio, septiembre y junio, con una media de temperaturas de 24 °C.
Si te apetece realizar actividades al aire libre o admirar los paisajes, Santander es un destino muy bueno para pasar tiempo en plena naturaleza. Estos son algunos de los elementos naturales más impresionantes en un radio de 50 km del centro de la ciudad:
Puedes reservar un vuelo a Santander (SDR-Seve Ballesteros), el aeropuerto más cercano, separado del centro de la localidad por una distancia de 4,7 km.
Si vas a desplazarte en tren, puedes hacerlo desde Estación de Santander.
Si te mueves en vehículo propio, ten en cuenta que el aparcamiento gratuito es escaso. No obstante, hay plazas de aparcamiento regulado en superficie y aparcamientos subterráneos por toda la ciudad. Quizás lo más práctico sea aprovechar las opciones que ofrece la ciudad, como las líneas de bus urbano, los autobuses turísticos, el trenecito de paseo por la isla de La Magdalena, el servicio de alquiler de bicicletas y un imprescindible: los barcos de paseo.
Como en tantos lugares de la geografía española, es recomendable degustar las delicias locales. Si te apetecen unas tapas, los locales imprescindibles se encuentran a lo largo de la calle Peña Herbosa y en la plaza del Cañadío. Son los establecimientos con más solera y tapas típicas, en muchos casos reinventadas. Pero recordemos que Santander es la capital de una región gastronómica por excelencia. Cantabria es conocida por sus productos de gran calidad, como las anchoas de Santoña, la ternera autóctona y tres denominaciones de origen de quesos galardonados en todo el mundo. Además, está la forma de elaborar esos productos, como el cocido montañés y el cocido lebaniego, la marmita de bonito y los deliciosos postres pasiegos.
Si bien podríamos decir que la ciudad de Santander no es muy grande, sí que es extensa y está distribuida por cerros que pueden dificultar los desplazamientos a pie de una zona a otra. Por ello, te recomendamos que planees bien qué deseas hacer durante tu visita para elegir tu alquiler vacacional en función de los barrios por donde te vayas a mover. Podríamos decir que la ciudad está dividida entre la parte que mira a la bahía y la que mira al mar. También tenemos casas rurales en los alrededores de la ciudad que podrían interesarte si dispones de vehículo propio y buscas tranquilidad.
Las temperaturas en Santander son suaves durante todo el año, pero la lluvia está siempre muy presente.
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