Pisa en familia: paseando entre el Arno y la torre
Pisa desvela su belleza entre sus murallas urbanas. Dentro de su perímetro se encuentran, a pocos pasos una de la otra, algunas de las maravillas más conocidas en el mundo. La arquitectura de la ciudad es elegante, las callejuelas dibujan un laberinto entre las plazoletas, rodeadas por soportales animados por transeúntes, y los clientes de las terrazas de los bares. Pisa acoge con los brazos abiertos, complace a los aficionados a la buena comida con sus tabernas y bocadillerías, les encanta a los amantes de la historia y la arquitectura y es perfecta también para los que simplemente tienen ganas de un paseo relajante a lo largo del río Arno.
1. Paseo por el Lungarno
Las aguas tranquilas del Arno atraviesan el corazón de la ciudad de Pisa e invitan a un paseo ante las elegantes fachadas que lo flanquean. El río pasa por debajo de varios puentes, como el Ponte di Mezzo – literalmente “puente del medio” -, donde se desarrolla el famoso Juego del Puente. Se trata de una reconstrucción histórica que nos traslada al pasado gracias a su imponente desfile y a la reconstrucción de la batalla entre las facciones adversarias.
2. A pie por las murallas
Una parte del paseo urbano se puede realizar por las murallas. Se pueden recorrer 3 km sobre los muros, accediendo por uno de los 4 puntos señalizados. La experiencia les encantará también a los niños, que podrán ver la ciudad desde una perspectiva diferente. A lo largo del perímetro de la muralla muchas áreas han sido habilitadas como zonas verdes para el ocio y las actividades al aire libre.
3. El mural de Keith Haring
El mural de Keith Haring, denominado “Tuttomondo”, es una enorme fiesta de formas y colores que expresa el característico estilo del autor. Se encuentra en uno de los muros exteriores de la casa parroquial de la iglesia de San Antonio abad. La obra cubre una superficie de 180 metros cuadrados y llama la atención de quienes pasean, que se paran obligados a alzar la vista para contemplarlo. El artista lo realizó en 1989; fue su última obra pública y la única diseñada para ser permanente.
4. La atmósfera envolvente de Corso Italia
Corso Italia une la estación de trenes de Pisa con el corazón de la ciudad: nos lleva hasta el Arno y de ahí al centro, a través de las numerosas callejuelas del casco antiguo. Aquí es difícil resistirse a la genuina y variopinta oferta gastronómica. A lo largo del corso se suceden tiendas de todo tipo, que ofrecen una amplia selección de productos. La animación de la calle está asegurada por los timbres de las bicicletas que pasan, por las conversaciones que proceden de las terrazas de los bares y por el movimiento de los paseantes, que empuja a seguir caminando. Ya sea por el calor del verano o por el frío del invierno no faltan los sitios para descansar en un ambiente familiar, donde se pueden encontrar sabores auténticos y sonrisas acogedoras.
5. Una foto bajo la torre
Lugar simbólico por excelencia de la ciudad e icono representativo del Belpaese en el mundo: llegamos a la Torre de Pisa. El brillante prado que rodea la torre, la catedral, el camposanto y el baptisterio acoge a los visitantes, que se contemplan atónitos ante el monumento pendiente. La Piazza dei Miracoli, que enmarca el complejo religioso, es un área peatonal y tranquila por la que se mueven viajeros de todas las nacionalidades y de todas las edades, que comparten la sensación de estar dentro de una postal.
Curiosidad para los que viajan en avión
Pisa es encantadora y acogedora desde el primer momento para los que llegan desde el aeropuerto. El centro de la ciudad se encuentra a poquísimos km del aeropuerto, que pueden ser recorridos en un pequeño tren futurista, eficiente y espacioso, de formas redondeadas. Conseguirá la sonrisa de grandes y pequeños.
Elegir el alojamiento perfecto
Pisa ofrece varias posibilidades de alojamiento, tanto para los que quieren tener vistas sobre la torre, como para los que prefieren el panorama del río.
Escrito por Ilaria Cecconello, Customer Support Representative en Vrbo.