Sólo hablar MARAVILLAS de esta casa y su propietaria, Pilar. Desde el minuto 1 que contacté con ella pidiendo información de precio, la zona, etc ha sido todo amabilidad. No teníamos claros cuantos días íbamos, y si venía una amiga con su hija con nosotros. No nos puso problemas en ningún momento y a nuestra disposición para lo que necesitáramos. La vivienda no le falta detalle y te la deja super equipada de todo. Pero si necesitas más toallas, por ej, en el cuarto de la lavadora (común para todos los aptos.) tienes más a tu disposición, además de la lavadora, secadora, productos de limpieza, para lavar la ropa.... Pilar es una auténtica guía turística de la zona y lo que le pidas, te aconseja, como organizar las visitas o donde comer o lo que puedas necesitar, sea lo que sea. El Spa es totalmente recomendable. Parece que estás metido en una cueva prehistórica, lo que ayuda (y mucho) a descansar aún más del jacuzzi o la sauna.
Reservamos para ir a conocer el Monasterio de Piedra y la zona. Quiero volver al Monasterio en el otoño, que según me recomendó Pilar, es cuando más bonito está por el cambio de estación y los colores de los árboles. Y mi familia y yo tenemos muy claro, que si se da esa posibilidad, volveremos seguro. La zona es para respirar paz y tranquilidad. La piscina municipal está a 5mnts andando de la casa y las niñas lo han disfrutado muchísimo. El entorno te invita a pasear, a quitarte el reloj y sólo oir cantos de pájaros y silencio. Si quieres relax y cargar pilas, nada mejor que quedarte aquí.
Agradecer desde aquí a Pilar todas las atenciones y cariño que nos ha dedicado estos días. Hemos estado como en nuestra propia casa. Un beso muy grande y espero que nos volvamos a ver pronto.