Yo nací en Cancún, y déjenme decirles que lo mejor de este lugar es, sin lugar a dudas, la playa. Mi lugar favorito es Playa Langosta, donde el mar me llega a la rodilla, y puedo caminar por horas sin preocuparme de perderme en el agua (aunque sí podría perderme en los recuerdos de tantos atardeceres).
Uno de mis pasatiempos favoritos es ir a Café Onesto, donde me siento bajo esa copa de árbol gigante. Ahí, con una buena taza de café, paso horas escribiendo en mi libreta, reflexionando sobre la vida, o simplemente pensando en qué tan afortunado soy de vivir en un lugar tan increíble.
Lo que más disfruto de la renta vacacional es poder mostrarles Cancún desde la perspectiva de un local. No se trata solo de llegar a un hotel, sino de vivir Cancún de una forma más auténtica. Mi lugar tiene fragatas, pájaros carpinteros, ibis, garzas, colibríes… Es como despertar en un concierto natural, donde las aves son las protagonistas. Y créanme, ese tipo de serenata matutina no lo consiguen en un hotel con todo el concreto que nos rodea.
Aquí, en Calle Colibrí, lo que encuentras es naturaleza en su máxima expresión: manglares, aves, orquídeas, bromelias, ¡y hasta cocodrilos en su hábitat natural! Porque lo que a veces olvidamos en Cancún es que no todo es lujo y cemento, lo que realmente lo hace especial es su entorno natural. Y aquí, créanme, lo tienes todo, ¡y con un toque de magia local!