Una terraza grande en la que apenas había intimidad, veías todo lo que hacían los vecinos. Además, con la solana no había quién estuviera porque los dispositivos para resguardarse del sol, uno era corto, ( el toldo) y otro, no se facilitó su acceso. Había una manguerilla inutilizable porque estaba rota. Mucha dificultad para obtener turno en la piscina, al final, ni la pisamos.
Podría decir alguna cosilla más, pero bueno, la conclusión, que no nos gustó y muy caro para lo poco que disfrutamos.