Casa Ciotta es un lugar encantador, con historia y con todo lo necesario para pasar unos días inolvidables. Hemos paseado cada mañana por la playa antes de desayunar, hacia la deslumbrante Scala dei Turchi o en dirección Porto Empedocle pasando al lado de una villa romana; practicamente solos (la gente llega a partir de las diez o más tarde). El mar, con algunas olas o como un espejo. Aguas agradablemente fresquitas (en julio), poco profundas. En el entorno, Agrigento y sus templos griegos; el espectacular emplazamiento del teatro y la ciudad de Eraclea Minoa; el agreste pueblo de Caltabellotta (recomendable la ascensión hasta la cima del risco); el espacio natural de la Foce del rio Platani; o la casa natal de Luigi Pirandello. Y en menos de una hora se puede llegar a Piazza Armerina (Villa del Casale y sus inacabables mosaicos) o a Selinunte (otra ciudad salpicada de templos dóricos). Hay que disfrutar también de la rica comida siciliana en todos sus formatos (caponata, pastas, pez espada, frituras, casattas, sandías como pelotas de Nivea,...). Por último, Eugenia, la anfitriona; amable, atenta, culta y muy buena conocedora de su trabajo, hace que te sientas como en la casa de un familiar o un buen amigo. Las siestas entre 2 y 4, sublimes.