Los alojamientos son importantes, y este de Ana, está muy bien, las cosas como son. Pero más importante aún que las casas, son las personas que las gestionan. Ana hizo todo lo posible por hacernos la vida más sencilla mientras estuvimos en su apartamento: limpio, cómodo, fresco, a 300 ó 400 metros de una playa, A Rapadoira, absolutamente maravillosa, un apartamento con todo lo necesario para descansar como Dios manda, que es a lo que fuimos hasta Foz. Magnífica la empanada, Ana, magnífica.