Es un departamento con frente de playa, donde el mar se aprecia desde sus dos recámaras y su sala atravesado por unas verdes palmeras cocoteras. Con este paisaje que penetra su mirada puede vivir una experiencia sensorial enriquecida: el murmullo de las olas, el olor a sal marina, los pelícanos lanzando su cuello en vertical hacia abajo, tras un pez que se les quiere escapar. Todo ello juega combinadamente en esta atmósfera que se recrea en el sexto piso, lugar donde se localiza este inmueble. El edificio se localiza en un barrio tranquilo, rodeado de personal que cuida y norma las entradas y salidas. Caminando o en coche llegarás a restaurantes o cafés. Y en unos camiones que cruzan por la avenida, en media horas estará en el centro histórico o en olas altas. Y a veinte minutos en la zona dorada.