La casa fantástica, el trato fué escaso por no necesitar nada y que el propietario tenía sus ocupaciones, nada más.
Entorno perfecto, muy cerca de Elizondo y a pocos km en coche de cuevas, restos históricos, rutas de senderismo, excelente comida e historias de la zona. Los talos que nos prepararon en un pueblo de alrededor mientras aprendíamos sobre molinos y su funcionamiento junto con su historia y cómo sirvieron a los lugareños en épocas difíciles..La sidra , espectacular.
Muchísimo para ver en la zona, muy buena gente.