Hemos repetido estancia y nos hubiéramos quedado más días si no los hubieran tenido ya reservados.
Lo primero a destacar es el inmejorable trato por parte de Susana, Rosa y Ramón, que además de ser serviciales y próximos, nos han hecho sentir como en familia, siendo quizás el mejor recuerdo que nos traemos.
Por otra parte el entorno es idílico, enclavado en una naturaleza verde y exhuberante que te inunda de paz; los despertares matutinos con los cánticos de las aves, los piares de las gallinas a las que llevábamos las peladuras de nuestras frutas y verduras, y los tiernos Nico y Sakira, fieles mascotas de Susana. ¡Qué bien se respiraba el aire puro y aromatizado del entorno, notándolo sobre todo al asomarte por las mañanas a la ventana!
Pero todavía hay mucho más, las posibilidades de actividades son enormes, desde el senderismo prácticamente a la puerta de casa, con rutas impresionantes como la del Cares, la de Bulnes que nos encantó, etc., etc.; hasta variadas actividades en el río Sella (descenso en canoa, etc.), y las bellísimas playas como la de Ribadesella, y otras muchas calas a lo largo de la costa. No obstante si todo esto nos ofrece la naturaleza, también hay que considerar otras opciones muy cercanas, como la imprescindible visita a Covadonga, Cangas de Onís, etc.
De todo lo anterior es una excelente guía Susana, que os informará amablemente de como disfrutar de vuestros días de vacaciones, contribuyendo a que estas sean fantásticas.
Antonio y Nekane