Una casita entre Francia y Catalunya, al pie de las montañas, donde relajarte y disfrutar.
La casa es muy cómoda, todo está impecable y, aunque es pequeñita, no falta nada. Los propietarios, un encanto.Bien situada, en un vecindario acogedor y tranquilo, nos ha servido para explorar las zonas más desconocidas pero extraordinarias de la Cerdanya.