La finca donde se encuentra es fantástica, la finca está muy cuidada. Las casas están bien, pero las camas son muy viejas, sólo una de las dos camas no se hundía. Pusieron además una "cama" supletoria que no podía ser considerada cama, debía ser un sofá cama abierto, con una apertura en el centro y duro como una piedra, en la que hemos tenido que turnarnos y hemos dormido fatal, trayéndonos de vuelta dolores de espalda.
En cuanto a la "honesty kitchen" donde coges lo que quieres y lo apuntas en una libreta, claramente se están ahorrando el contratar a personal, por lo que tampoco es tan "honesty".
Hemos estado una semana y no han cambiado las sábanas ni las toallas ni limpiado el apartamento.
Dado que se encuentra en Portugal, imaginábamos el personal sería portugués, pero lo mantienen personas holandesas junto con otras personas que van a trabajar de "voluntarias".
La casa nos ha costado 900 euros por una semana y ese precio no se corresponde con la calidad de los recursos/ servicios.