Nos faltan adjetivos para elogiar este magnífico alojamiento. El apartamento estaba limpísimo, dotado de todo lo que pudieramos necesitar, menaje, ropa de cama, toallas...; la ubicación fabulosa, situado en un valle precioso salido de cuento de hadas, rodeado de árboles frutales y el río Esva justo al lado. Pero mi mención especial a Alfredo y su familia, y como no a mi Mar, que de deshacian en atenciones hacía nosotros para que nuestra estancia fuera lo mejor posible (no pudimos evitar las lágrimas al despedirnos). Esperamos poder volver, esta tierra y su gente nos han conquistado el corazón.