Llegamos un poco por casualidad a este lugar, es decir, no lo conocíamos antes y estaba a una distancia "prudencial" de nuestra anterior etapa. Pero ha sido una experiencia estupenda. A los que disfrutamos con los paisajes, con la tranquilidad, el frescor del agua de montaña, etc, etc, no nos decepcionará nunca. El trato de Natalia y Fernando, exquisito, como familiares, así de claro, y sobre sus "casadiellas"........ mejor que vayáis a probarlas. Totalmente recomendado! Gracias!