Pasamos unas vacaciones excelentes en este alojamiento, que cumple con todos los requisitos: una limpieza impecable, funcionalidad óptima y comodidad asegurada… Todo está pensado para que uno se sienta a gusto desde el primer momento.Pero lo que realmente marca la diferencia es Manel, el anfitrión. Una auténtica joya, siempre atento, disponible y muy reactivo. Incluso cuando surgieron pequeños inconvenientes ajenos a él (como las inclemencias del tiempo), Manel supo responder rápida y amablemente, con total dedicación.Se nota que se preocupa de verdad por que cada huésped se sienta bienvenido y tranquilo, y eso fue exactamente lo que experimentamos durante toda nuestra estancia.En resumen, un alojamiento altamente recomendable, tanto por la calidad del espacio como por el valor humano que aporta.¡Muchas gracias, Manel, y ojalá hasta pronto!